Reseña por Luis Enciso
Deadpool (Ryan Reynolds), se siente devastado después de que uno de sus enemigos mata a Vanessa (Morena Baccarin) su novia. Y con la que ya tenía proyectado formar una familia. Muy deprimido, permanece en la mansión X y accede a unirse al equipo de X-Men, lo cual no será posible porque durante un enfrentamiento entre las autoridades y el adolescente mutante Firefist (Julian Dennison), Deadpool mata a uno de los guardias del orfanato, quienes han abusado de Firefist, por lo que es encarcelado con la pérdida de sus poderes.
A la prisión viaja desde el futuro el soldado Cable (Josh Brolin), con el objetivo de matar a Firefist, porque éste será años más tarde quién asesine a su familia.

La segunda entrega de Deadpool, es algo más chistosa que la anterior, con un humor no negro si no teñido de rojo. Es un auténtico baño de sangre de principio a fin; bueno, en una escena Juggernaut (Jack Kesy) parte en dos a Deadpool, pero con eso de que el anti héroe no se puede morir, se justifica cualquier destripadero.
Dentro de toda esta violencia hay situaciones humorísticas que atenúan el impacto y provocan la risa sin duda. Los efectos especiales son buenos y me gustaron las actuaciones de Ryan Reynolds y Zazie Beetz (Dominó). Todavía va a estar un rato en la cartelera, por si quieren ir a verla.